Un día, llego a la Biblio y había amenaza de bomba. Como no nos dejaban irnos (supuestamente: después de que la policía revise y compruebe que no hay nada, ea!, a trabajar) nos quedamos conversando en la plaza. Yo había llegado carburando mal. Me tiré al sol con el discman a escuchar NIN y me quedé dormida. Puedo quedarme dormida gritando "Piggy" o "Closer" aunque me parten la cabeza. Soñé precisamente con las cosas que me obsesionaban, de las que no era capaz de apartarme. Me desperté al rato sobresaltada. Estaba muerta de calor, transpirada, el sol me encandilaba y no veía nada. Hice lo que muchas veces hago inconscientemente: me sacudí la cabeza con las manos como quien espanta pájaros de mal agüero (los malos pensamientos). No lo controlo: como el chico de About a boy, que sin darse cuenta se pone a cantar y de pronto todos se están riendo de él. Eso nos pasa a las semillas. Algunas se exorcizan cantando, otras nos sacamos de encima las ideas como si fueran cuervos; preguntale. La cuestión es que me incorporé de golpe, ahuyenté a la bandada deplorable, y medio que grité no aguanto más, basta. E. B. había llegado durante mi siesta. Hola, Evelyn, te presento a Horacio González. Evelyn acaba de bla bla bla, bla bla bla. Yo, speechless, totalmente desubicada. Linda manera de que te conozca González.
Recuerdo que le dije a Luciano: el pibe del depósito es muy raro pero también muy interesante. Siempre me calló bien porque hablaba con L.P. y con Sol de la maratón Nike. Cada vez que conversaban yo ponía un vaso (en el segundo subsuelo todo el mundo habla al natu y abundan los vasos). De sus comentarios y de los carteles de la calle (estoy corriendo porque) salió un texto que se llamó “Nike corre, Lola corre”, que después nunca llegué a postear. Además, mencionó un par de veces a gente conocida de Adrogué (una de las palabras claves que me devuelven cual magdalena a mi pasado). Con Luciano queríamos hacernos amigos pero no sabíamos cómo. Esas pretensiones nacen condenadas al fracaso. Qué ingenuos, no teníamos la más pálida idea de esto:
Recuerdo que le dije a Luciano: el pibe del depósito es muy raro pero también muy interesante. Siempre me calló bien porque hablaba con L.P. y con Sol de la maratón Nike. Cada vez que conversaban yo ponía un vaso (en el segundo subsuelo todo el mundo habla al natu y abundan los vasos). De sus comentarios y de los carteles de la calle (estoy corriendo porque) salió un texto que se llamó “Nike corre, Lola corre”, que después nunca llegué a postear. Además, mencionó un par de veces a gente conocida de Adrogué (una de las palabras claves que me devuelven cual magdalena a mi pasado). Con Luciano queríamos hacernos amigos pero no sabíamos cómo. Esas pretensiones nacen condenadas al fracaso. Qué ingenuos, no teníamos la más pálida idea de esto:
La obra teatral Agüero y Austria, tapa y contratapa de Esteban Bitesnik (Jefe del Depósito de Libros de la Biblioteca) contó con la excelencia de la dirección de Cristina Banegas y el elenco encabezado por Héctor Malamud y Carlos Durañona, además de los jóvenes Agustín Labiaguerre y Adrián Díaz. La historia, un diálogo entre trabajadores bibliotecarios de distintas generaciones, pudo ser apreciada todos los días, en horarios sucesivos, y calculamos un total de 3.500 espectadores.
Ni tampoco de que era parte del staff de Revolver. Yo leía esa revista hace años. Todavía conservo un par. Busco una y ahí están sus notas. Ahora voy a leerlas. Qué agradables son a veces las sorpresas, qué agradables...
2 comentarios:
Hola,
Ante todo, felíz cumpleaños para vos y también para Luciano. Acabo de regresar de La Pedrera y recién me estoy acomodando a la vida urbana de Buenos Aires.¿Lectora de Revolver? Grata sorpresa.
saludos y nos vemos
esteban
Y cuándo volvés al segundo subsuelo?
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