Estaciono donde quiero y después me pego un tiro. No podés haberte convertido en alguien tan patético como para que una de las cuestiones que más te obsesionan sea que a los 31 te siga yendo el talle más chico de pantalones de todas las marcas cool de jeans, y su consecuente dilema: qué parámetro seguir en casos ambiguos como el de los Levi´s, de los cuales el 575 y el 519 podés sacártelos abrochados, mientras que el 514 te queda un gracielaalfanismo mortal. Sencillamente no da porque afuera, en el Mundo Real, pasan cosas verdaderamente jodidas. Digo, ayer fue 24 de marzo: hace 30 años, equis enorme. ¿No te movilizó alguna fibra la marcha? Sí, pero sabemos cuánto dura esa conmoción. Porque la señorita tiene que deprimirse porque la vida le resulta difícil, porque la felicidad se escapa y hay que perseguirla todo el tiempo o porque no consiguió lo que quería, cuando en realidad no lo consigió porque no se esforzó lo necesario o porque otras cosas le importaron más o porque, aunque NADA le importaba más, igual no actuó en consecuencia. El punto es que no da que tu principal problema sea que sos una pelotuda. Porque entonces sencillamente JODETE. O whatever pero plis no te quejes más. Por favor ya no te autocompadezcas. ¿O quién te creés que sos? ¿Pobrecita, La Lacrimosa? ¿Miss Drama Queen? ¿Y por qué siempre el personaje más exagerado? Un poquito, no; todo. Nunca es demasiado y demasiado no es suficiente. Hasta el fondo, a como dé lugar, desde que éramos chicas. Nunca nos alcanzaban las palabras. Si algo nos parecía injusto no podíamos decir “Dios le da pan al que no tiene dientes”, porque con eso nos quedábamos cortas. Nooo, teníamos que llevar la lógica al absurdo, teníamos que decir: “Dios le da medialunas con dulce de leche al que no tiene lengua”. Y cuando alguien nos sacaba de quicio, no estábamos satisfechas vociferando “me tiene las pelotas llenas”. Ese zapatillismo también nos quedaba chico. Para nosotras era mucho peor que eso, era un camión lleno de pelotas llenas. Pero si nos fijábamos bien, eso tampoco nos alcanzaba: nosotras sufríamos más, con más intensidad, y por lo tanto también nuestras crisis eran mucho más terribles. Entonces era “ha pasado la flota completa de camiones llenos de pelotas llenas". Y agarrate cuando pasaba el último camión, la cola de perro de la flota. ¡Pará, Tanguito!, ¡qué insoportables! A veces creo que si yo me encontrara conmigo misma me caería super, pero después me doy cuenta de que me diría “Easy, campeona, bajame ya mismo cuatro cambios”. ¿No te podés relajar un poco? Porque sos un relajo.
El problema de las obsesiones es que sólo puede haber una en curso. La fantasía de la Chica Trinity me dura poco porque no puedo dedicarme a mil cosas a la vez si en todas pongo en juego mi integridad. Hago las mil pero todo el tiempo tengo la tentación de mandar 999 a la mierda y dedicarme sólo a una las 24 horas. La obsesión seleccionada puede ser las plantas, Proust, mi novio, el periodismo, Leibniz, la Guille, pintar, drogarme, los tritones, la literatura, el gimnasio, las canciones de Elliot Smith, el bricollage, “mi carrera”, un curso de fotografía o de aero pop dance. Dedicarme a eso con alma y vida, y el resto que caiga por un maldito vortex. El pero que viene tomando carrera, al que oigo galopar con frenesí y acercarse estrepitosamente es la Gran Culpa. Culpa por lo que se tragó el agujero negro: esas 999 cuestiones por las que moriría de no haber empeñado el crédito en otra cosa.
Lo peor es que este devaneo no conduce a nada, porque si la frivolidad es preocuparse por pelotudeces, entonces preocuparse por si uno es frívolo es algo así como la apoteosis del concepto (lo que sería su colmo). Entonces basta. Basta de Legaly blond, de Kim y Novak, basta de con cada separación podés bajar hasta 5 kilos. Cambiemos urgente de canal.
El problema de las obsesiones es que sólo puede haber una en curso. La fantasía de la Chica Trinity me dura poco porque no puedo dedicarme a mil cosas a la vez si en todas pongo en juego mi integridad. Hago las mil pero todo el tiempo tengo la tentación de mandar 999 a la mierda y dedicarme sólo a una las 24 horas. La obsesión seleccionada puede ser las plantas, Proust, mi novio, el periodismo, Leibniz, la Guille, pintar, drogarme, los tritones, la literatura, el gimnasio, las canciones de Elliot Smith, el bricollage, “mi carrera”, un curso de fotografía o de aero pop dance. Dedicarme a eso con alma y vida, y el resto que caiga por un maldito vortex. El pero que viene tomando carrera, al que oigo galopar con frenesí y acercarse estrepitosamente es la Gran Culpa. Culpa por lo que se tragó el agujero negro: esas 999 cuestiones por las que moriría de no haber empeñado el crédito en otra cosa.
Lo peor es que este devaneo no conduce a nada, porque si la frivolidad es preocuparse por pelotudeces, entonces preocuparse por si uno es frívolo es algo así como la apoteosis del concepto (lo que sería su colmo). Entonces basta. Basta de Legaly blond, de Kim y Novak, basta de con cada separación podés bajar hasta 5 kilos. Cambiemos urgente de canal.
5 comentarios:
needle in the hay
needle in the hay
needle in the hay
stv
Saber equivocarse solo:
Entiendo, bienintencionada Ev, que resulta tan legítimo gritar las inmundicias del mundo como encarnar, por decisión o destino, lo que consideras “patético”.
Me pace ver que, en este mundo jodido, uno es lo que intenta ser; los Levi´s (que tengo el gusto de no conocer), un pelotudo (pero un FLOR de pelotudo), un llorón de llorarlo todo (“pero llorarlo bien”, solito mejor, y sin miedo de ser cursi en las citas poéticas deslizadas...), ya que estamos…, “tomarlo todo” o, si se prefiere, tener la idea -aunque sea- la de irse al lugar que uno me quiera…; es todo parte de esa dialéctica en uno de cuyos extremos, creo ver, esta el relajo…
“¿No te podes relajar un poco?” preguntas… y las respuestas podrían ser Alprazolam, Clonazepam y sí, también y porqué no, mate dulce con medias lunas untadas con dulce de leche…
No me animo a juzgar el valor de las opciones, máxime cuando soy un pésimo cebador de mate.
No hay que ser un apólogo de nada; ni siquiera de aquello que realmente lo merecería como ocurre, en mi opinión, con “las obsesiones”: ella puede recaer temporalmente sobre los levis (que, reitero, no tengo el gusto de no conocer); pero un día, al apreciar que los jeans aprietan las bolas (metafóricamente hablando. Aclaración: para no perder la vocación universalista de esta diatriba), se ofrece el desafío de la desnudez (relajo, incorrección política, riesgo social, como prefieras nombrarlo…) o, dicho de otro modo, de la secular y no menos vigente idea de la libertad.
Tengo un amigo que opina que “nada hay en el intelecto que no provenga de la experiencia”, a mayor cantidad de inquietudes -denomínalas “obsesiones” si te quieres hacer eco del coactivo leguaje del mundo moderno y felizmente capitalista- mayor participación en este breve segmento, que comienza y finaliza, entre dos nadas.
¡Se deben permitir las 999 obsesiones a la vez! o se puede transitar la indiferencia hacia el mundo done incluso, para quienes lo consideran procedente, hay derecho al conformismo. F.do: Walter Perazzo
Sí que conocés un levi's: soy yo, bolas! El texto pretendía ser autocrítioco, ¿no se entendió?. Te asombraría saber la cantidad de gente que se hizo cargo, es decir, que interpretó la segunda persona (el no podés) como referida al que estba leyendo). Eso es lo que me mata del blog: ponés "las mónadas no tienen ventanas" -una cita literal de un filósofo del siglo 18- y diez personas saltan como si las estuvieras insultado.
Me saco el sombrero ante Ud., Mr. Perazzo. En cuanto a su blog: sin palabras. Candy trip en Semana Santa? Se me hace agua la boca. Suya siempre...
a) respecto de los subrayados emocionales, sólo puedo repetir: "Hacemos nuestra visión del mundo a partir de las catástrofes". De tal modo, hay gente que cree no haber experimentado ninguna y otra que puede decir, sin que se le mueva un pelo: "Para mí, todos los días son 24 de marzo" o "Cada día me pongo un poco más gordo o celulítica". Sólo es cuestión de enfocarse.
b) a Walter Perazzo: ese DT seguro fue Menotti, y ojo con ése que es un poquito hipócrita.
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