M: ... entonces de pasada me traje del videoclub dos casets de Friends. Cuando llegué me tomé dos calmantes y a la cama.
E: ¿A qué hora?
M: A las seis.
E: Claro, a dormir llorando.
M: Sí, a las seis de la tarde.
E: Bueno, pero estás viendo todos los capítulos de Friends.
M: Sólo me falta la última temporada.
E: Excelente, ahora podemos hablar de experta a experta.
Más tarde:
M: ...entonces, cuando me agarra el ataque pienso en esa casa, en las cosas que le haría... (sic.) Cuando estoy más desesperada hago eso: me pongo a pensar en las porquerías que le sacaría a algunas casas... (sic.) Un loco, ¿no?.
E: No, yo hago lo mismo.
M: ¿En serio?
E: Sí... (sic.) ¡Es que hay casas a las que les sobran un montón de porquerías!
M: Sí, es imposible no pensar en eso.
E: Claro.
Y luego:
M: ¿Qué te pondría contenta?
E: Ir a un vivero.
M: Uhhh..., no hay ninguno cerca.
E: Y encima con la lluvia...
M: Si a vos te encanta la lluvia.
E: Sí, pero no da después llegar empapada y quedarme mojada hasta las mil y quinientas, muerta de frío.
M: No, pensemos en otra cosa.
E: ¿A vos qué te gustaría hacer si pudieras elegir alguna fantasía?
M: Me gustaría estar de viaje por Europa.
E: No, no vale.
M: ¿Por qué?
E: Valen solamente cosas en Capital Federal.
M: Bueno, entonces... Me gustaría que anduviera la tele y viéramos esos capítulos de Friends así te reís un poco. Eso, quisiera que te rieras.
E: Sí... No sé... (sic.) A veces no se puede. (Sic.) No me acuerdo cómo estaba el año pasado para esta época... ¿vos te acordás?
M: ¿Para esta época?... Eso es lo que te pasa: ¡tu cumpleaños!
Gracias, querida, me hizo infinitamente bien pasar la tarde contigo.
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