martes, mayo 20, 2008

Ganas de bloggear

Siendo las nueve de la noche me decido a reabrir este espacio destinado a la pavada total. Para todos ustedes, con amor. Qué se yo, lo extrañaba. Pero era de esas cosas cuya postergación tenía fecha de vencimiento. Como cuando decía "la relación con mi papá la voy a encarar recién cuando me reciba". En la lista también están el hijo y la novela, veremos para que cuando, veremos si en algún momento. Árboles he plantado unos cuantos y algunos incluso todavía sobreviven.

Se supone que volvía a escribir "mis cositas" acá cuando estuviera instalada en alguna oficina y con PC propia. (Qué chanta, no?) Instalada estoy pero en la Biblioteca las compus se comparten. Máquinas tenemos casi de sobra, pero no podemos conectarlas a la red. Te digo más: ni siquiera podemos enchufarlas porque parece que explota todo. Ya nos amenazaron los de informática; ya nos anoticiaron de que el nuevo cableado vendrá "pronto", que hay que esperar a que salga la licitación. Preguntale. Igual yo, muda. Porque a mí a la Biblioteca me une el amor y el espanto; algo así como una aberración en la que me siento profundamente reflejada. Tanto, que uno de los motivos por los que había dejado de escribir fue que en un punto este blog se había convertido en un diario de las cosas que pasaban en la BN, y me empezó a joder un poco.

Otra de las razones fue que empecé a autocensurarme bastante: que esto no lo pongo porque fulano qué va a pensar, que borro el último post porque me puede traer problemas. Ahora, no es que haya tomado la decisión de fluir al natu, sino que más bien fue ella la que me tomó a mí, como quien no quiere la cosa, sin bombos ni alharacas. Quizás fueron todas las sorpresas del año pasado y las de éste... Ni idea. La única certeza es el impulso repetido de volver. Así que aquí estamos.

jueves, septiembre 20, 2007

Aclaración para los seguidores*

TODO LO QUE NO ESTÁ DETALLADO ACÁ PUEDE LEERSE EN EL MOSQUITO´S FOTOLOG (http://www.fotolog.net/atomikev) Y TODO LO QUE NO ESTÁ ESCRITO AHÍ APARECE REGISTRADO EN EL MANTA-RAYA´S FLICKR (http://www.flickr.com/photos/raramantaraya hasta donde se nos permite gratuitamente porque no pensamos pagar por una cuenta pro ¡inaceptable fomentar a ese punto el exhibicionismo!)

Malala pregunta por qué no postear todo en el Blog y ya. Es que son universos muy distintos, querida M, muy distintos...






*Entre los que porsupuesto no faltan enemigos.

miércoles, septiembre 05, 2007

Oficina con vista al mar

Esta oficina tan hermosa no es mía. Es tan austeramente linda (dentro de lo que es la Biblioteca) que la gente hace un ohoh cuando entra. Se quedan medio pasmados ante su apacible y blanca austeridad mirando por la ventana enorme. (Lo mejor que te puede pasar si estás en un piso alto es que la ventana sea tan grande como la misma oficina) Yo les aclaro que no es mía para que no gasten envidia inutilmente. Pertenece al enemigo mayor, a quien se la hemos robado en los jardines de quilmes. La disfrutaremos por tiempo indefinido. Pensamos eso mientras escuchamos el ruido del viento contra el vidrio y vemos los pájaros luchar con persistencia para cruzar Las Heras. A la supuesta absoluta perfección de aquello mayor de lo cual nada puede ser pensado, le falta una nota si no existe. Le falta también otra si no te pertenece.

martes, septiembre 04, 2007

En el día de la fecha

1. Desayunaste un alfajor cachafaz de maizena y DDL, ñam, que ayer te compró mamá.

2. En el colectivo mandaste mil y un mensajes de texto que tenías pendientes.

3. Hiciste un berrinche en la BN porque señores estás harta de ser paria.

4. Almorzaste una medialuna convidada (a pedido) por el siberiano de diseño gráfico que fue al trabajo en monopatín (no estás mintiendo) y después te apuraste un sánguche de pollo, parmesano y rúcula de paso por Aroma. Decimos:
a) qué hijos de puta, le ponen mayonesa y
b) comer en el subte ya no da.

5. Recibiste la noticia: las materias y seminarios de Puan ahora no duran 2 sino 4 años antes de vencerse. Te lo dijo Marcelo Mendoza Hurtado y nunca lo quisiste tanto. (Querés que alguien te explique por qué saben tener tan buena gente en ese depto. mientras que en el de Letras... ) El caso es que te peleaste con esa señora al pedo y sabés que ahora eso va a influir en la nota pero no te importa porque sinceramente ya nada te importa un cuerno a esta altura del partido. (¿Quién puede tomarse en serio a una mujer vestida así y que encima te reta por no poner la bibliografía en orden alfabético?).

6. Te encontraste con Héctor haciendo trámites en la cola de alumnos. Te sacudió (literalmente) al grito de "estamos apostando al futuro". Vos no estabas segura pero aún perduraba el síndrome post mendozahurtadesco así que te fuiste, contenta, a tomar un agüita fresca con él, y ahí te encontraste con más gente conocida y bla bla bla bla, bla bla bla bla bla.

7. Llegaste a casa, pusiste el lavarropas y te preparaste la merienda: café con leche, cafia plus porque hay que seguir siguiendo y una barra coffler-extra amarilla (ya sabés que es un gordo pero te lo merecés). Tuviste un accidente con la cafetera y te quemaste el brazo, qué dolor. La cocina quedó hecha un desastre y la remera que estuvo dos días en tratamiento (ese que hacés para sacar manchas rebeldes), como secábase ahí a un costadito, también se salpicó. Decimos:
a) La remera no estaba destinada a irse contigo de viaje y
b) durante esta última hora te viene saliendo bastante bien la actitud garombol.

martes, agosto 07, 2007

Misión imposible

Lo que me gusta de la Biblioteca Nacional es que todo el tiempo hace patente la certeza de que el futuro es incierto. Te lo escupe en la cara a cada paso impidiendo que te hagas el boludo. Volví después de dos meses durante los que pasaron tantas cosas. (–Cuántas cosas te pasaron en estos 15 días!– me dice la Lic. Burnstein. Más tarde se daría cuenta de que siempre es así. Siempre. Si algo no nos falta es movimiento). Volví y estaba hermosa con su homenaje a Oesterheld y su fuente andando. Crecen pastos y amores pero también crecen odios.

viernes, abril 06, 2007

Si pudiera escribir como si fuera otra, una que no mencione nunca el nombre verdadero de los demás. Hay que ver si me sale construirme sin estar todo el tiempo remitiendo a los otros; hay que ver si consigo sentirme bien así. Quizás me resulta imprescindible referirme a él, a ella; decir a como dé lugar mi ésta, tu aquel.

La nutricionista me retaba, en virtud de esa confianza que supimos conseguir. “Dejate de joder, pesás lo mismo que hace once años”. Recalcaba la palabra once mientras me mostraba la historia clínica: un pilón de fichas amarillas mal abrochadas. Sí, sí, pero nada está en el mismo lugar. (Año tras año viendo cómo se me van hundiendo en la cara los ojos de sapo, cómo se me apaga la mirada mientras que pierdo de una las pestañas de jirafa, que siempre fueron mi mayor orgullo).

Pasé todo el domingo viendo películas de las que hacen llorar y después una sobredosis de La República Perdida. Y el lunes, para rematarla, todos los documentales de Malvinas que encontré. Increíblemente, lo que necesitaba, ni más ni menos, era una buena cachetada de la real realidad.

miércoles, febrero 14, 2007

El problema

Durante el imsomnio de anoche entendí, otra vez (para muestra no me alcanza ni la botonería entera), qué es lo que me pasa: tiendo al monoteísmo. Aún aborreciéndolo tiendo a él en cuanto me descuido. Si no estoy atenta caigo por el declive odioso de la obsesión y cuando me doy cuenta ya estoy muy lejos, muy abajo en el fondo del abismo, tomada por un único dios. El monoteísmo está en mi naturaleza.

La solución –me digo mientras cierro herméticamente la pieza y busco los tapones para los oídos y el antifaz para que no entre ni el más mínimo rayo de luz porque estoy fóbica A TODO–, es ir más al gimnasio. Sí, sí: más días, más horas, más clases, más peso en las barras, más cansancio y más endorfinas. Eso.

...otra opción sería empezar terapia. Lo que pasa es que el trabajo de autoconvencimiento para encarar la cuestión (¡joder!, ¡otra cosa distinta!) me va a llevar un buen tiempo. Porque claro, arrimarse a la salida, en este caso, es ya salir del problema. Y yo, en un punto, estoy demasiado enamorada del problema.

martes, febrero 13, 2007

Volver

Me di una vuelta por acá esta mañana desde el trabajo. Desperté con ganas de dejar alguna huella, pero Blogger me increpó exigiendo cambios y mudanzas para los que no estaba ni por las tapas preparada. Vengo tan poco por estos rumbos que ya no recordaba ni la contraseña.


Quizás más tarde cuente alguna cosa de cierto cumple al que fui el sábado: el cheesecake de Laurita, lo ensimismado que estaba Oculto o cómo me hacer reír Margulis cada vez que lo veo.

miércoles, noviembre 15, 2006

Mucho más mosquito que dragón

Si no escribo es porque la vida me pasa el trapo, mal. No es que me pasen cosas peores que las que les pasan a los demás, no es tampoco que esté más ocupada, con problemas más serios. Más bien todo lo contrario. Tengo, en el mejor de los casos, los mismos obstáculos mediocres que el resto del mundo. Pero no sé enfrentarlos. En esto tampoco soy original: son pocos los que pueden organizarse, los que toman el chupetín por el palito, los que hacen lo que les conviene en serio, lo que verdaderamente quieren hacer.

Por eso no es escribo. Podría decir que es porque no tengo tiempo pero mentiría. Siempre hay tiempo para perder. La cuestión es que ese tiempo, precisamente, es por definición aquello de lo que no se dispone. Si pudiera decidir en qué perder o malgastar mi tiempo, entonces no lo estaría perdiendo, lo estaría usando mal o bien. En esa pérdida hay una fuerza que trabaja en determina dirección, pero no es la de la voluntad consciente, sino que opera la desapropiación.

No es que yo no reflexione sobre estas cosas. Lo hago casi todo el día. Lo que no puedo es encontrar el momento de sentarme a escribirlas, articular las estupideces que pienso en un post concreto. Por eso no publico. Hay que pensar en estas cuestiones. La gente lo hace sin descanso en sus blogs. Allí se les reprocha que sólo se ocupan de sí mismos. Se les reprocha el haber creado un espacio narcisista, completamente dedicado al despliegue de su propia y desbordada subjetividad. Las opciones que se ofrecen a la primer mirada, las que se dan de inmediato en cualquier fugaz recorrida por la red, parecen ser dos: el blog de crítica, serio y comprometido, o la práctica onanista del diario íntimo, donde los blogers “cuentan sus cositas”.

Yo me pregunto si lo insignificante no es en definitiva todo lo que existe. Quiero decir que siempre hay algo muy chiquito debajo de cada gran medalla. ¿Cuándo las grandes cosas, los temas importantes, dejan de ser las miserias egoístas de cada cual? Ya sé, ya sé, Auschwitz, las guerras, los desaparecidos y tres páginas de etcéteras. Pero dónde, que alguien me diga dónde, los que se preocupan por eso dejan de preocuparse por su propio sufrimiento, por sus propios derechos, por su propio dolor. Con esto no le estoy restando relevancia a nada. Nadie puede juzgar el dolor de los demás, ni mucho menos descalificarlo, sea del tipo que sea. Lo que me intriga es: ¿nos ponemos a lidiar con estas problemáticas porque queremos ser mejores para quién?

El otro día, en clase, se dijo que para nosotros mismos. Que Nietzsche, por ejemplo, hace una crítica de la hominización (proceso progresivo de diferenciación del animal, entre otras menudencias) porque lo que en última instancia le interesa es el devenir del hombre. No sé. Si bien es cierto que salvo Yuri y Dmitri, los animales no se entretienen mucho leyendo al amigo Federico, no es menos cierto que Zarathustra fracasa en su intento de encontrar discípulos humanos. Al final, sólo quedan la bandada de pájaros y el león riente. ¿Hay que reconducir esas figuras, de nuevo, hacia el ámbito del sujeto por más agiornado que se lo plantee? ¿Hay que hacer una lectura simbólica de las bestias del Zarathustra? ¿Hay que pensar así al superhombre?

Me dicen que yo no entiendo. Que la subjetividad es abierta, y que en tanto tal ya contiene a lo otro, a lo diferente. Por supuesto: estamos atravesados por múltiples fuerzas y somos el afuera. Pero no estamos atravesados por todas las fuerzas. Hay algo más. El problema de la animalidad en el hombre no es lo mismo que el problema del animal. No es lo mismo, chicos, por favor.

Y claro, peleamos. Pero yo no tengo ni mucha voz ni mucho voto en ese lugar. Y vengo perdiendo poder retórico. Entonces me fastidio y me callo, indignada. Veo en esa posición una vuelta a lo mismo que me convulsiona, veo el peligro de la total homologación. Se supone que estoy tratando de pensar de qué modo me involucran estas cuestiones, que intento pensar lo otro como otro de verdad. ¿Pero por qué? Si quiero ser mejor (que el Hombre sea mejor) no es también por egoísmo? ¿El altruismo no es acaso un egoísmo enmascarado?

No sé. Llena la blogósfera de gente que denuncia a kosiuko pero sigue calzando nikes hechas con piel de feto sacado de embarazada asesinada para tal fin; llenos los seminarios de gente que, como nosotros, se dedica a la alteridad desde una perspectiva ética, pero que en cuanto te das vuelta te clava un puñal.

Cuando yo me quejo E me dice que así es el mundo. Somos seres violentos. Así hemos sido desde siempre. Nos gusta la violencia. Equis. A veces me pongo a despotricar porque los niños son crueles con los animales. En Adrogué, por ejemplo, los varones trabajan mucho la gomera. Tengo un primo que de chico se entretenía sacándole los ojos a los gorriones. Si me habré agarrado a las piñas con Marcelo… Me acuerdo y me dan ganas de llorar. Los padres lo observaban hacer, impasibles. Qué hijos de re mil puta. E insiste con que en un punto está bien, que es parte de nuestra naturaleza, de nuestra particular animalidad. Yo me quejo, me fastidio, me enojo, dejo de discutir, me indigno, me callo …pero soy igual a los demás. El jueves pasado, en el susodicho seminario, volaron puñales gratuitos. Éramos cuatro o cinco cuando la agresividad se desató con brutal evidencia ante nuestras caras, sin que ninguno dijera ni mu. La triste realidad es que yo, (¡ay!), cómo lo disfruté. No hay argumentos para pelear contra todo esto.

martes, noviembre 14, 2006

Estúpida

A dos meses de cumplir 32 no podés seguir llorando con The Nanny.

lunes, septiembre 25, 2006

La virtud que hace regalos

Y después del segundo capuchino Zarathustra dijo: “los besos no se piden, se dan”.

martes, septiembre 19, 2006

Consideraciones acerca de lo trágico

Ariel interpreta mi post sobre el llanto como una propuesta. “Tal vez haga un intento –me dice-, y me dedique a ver el costado trágico de todo y me redima por todos estos años de sequía”.

Aunque todos sabemos que el mundo es una mierda, no se trata de concentrarse en eso como quien hace un ejercicio de teatro apelando a la memoria emotiva. No. Justamente porque todo es terrible, es que hay que ponerle buena voluntad con mucha garra, hay que ser militante del estado de ánimo. Sí, el humor es uno de los postulados de mi ética. El famoso “al mal tiempo, cara de aspirineta”. Coca Cola tiene razón, “la vida es como te la tomás”. No digo conformase, no digo no darle batalla a las injusticias; digo no pelearte con el mundo, no volverte un resentido. Elegir la segunda opción equivale a darte por vencido y entonces, para ser consecuente, estás obligado a cargar el rifle. ¡Si no podés ser feliz pegate un tiro y no andes amargando a los demás!

Ese es mi discurso combate-maricones (¡salud, Juan Quintero!). Los maricones son los que no pueden dejar de comprometerse con los vasos medio vacíos, los que se aferran al sufrimiento, indiferentes a la belleza que también existe y nos rodea. Sin embargo, a pesar de esta diatriba antiderrotismo, sé que algunas veces lo trágico te asalta de pronto. Te agarra distraído, vulnerable, y te toma. Cuantas veces una noticia inesperada y triste o el espectáculo de la realidad más cruda te saca por completo de quicio. Lo trágico te ubica en otra parte, desde donde la perspectiva es muy distinta, y comenzás a ver dolor por todos lados. Como si te dieran la punta de un ovillo del que te resultara imposible no tirar, desenvolviendo de a poco todas las miserias de la vida en tu cabeza. Las verdaderas miserias, no las miserias medio pelo, como las mías, que son las de los cobardes. Subís al subte y te concentrás, una a una, en las caras de la gente sentada enfrente: él sufre, ella no es feliz, él no soporta su vida, ella sufre, ella está alienda, ella odeada, él sufre.

Probablemente esta visión trágica no sea más que el efecto de un tropiezo de la propia sensiblidad, que pega como la merca o el alcohol (quizás por eso los merqueros se ponen solemnes y los borrachos quiebran). Por lo general creo, quiero suponer, que se pueden hacer muchas cosas. Cosas lindas, cosas que generen felicidad, géiseres de energía blanca. Pero en ciertos casos, antes de arremangarme necesito putear, y un rato largo de llanto.

jueves, septiembre 14, 2006

Master

Cobrar poco pero trabajar con amigos, sigue siendo negocio.

Ratearte con el jefe un día de sol, no tiene precio.


*Que conste en actas que estábamos varados sin nada que hacer. Te quiero, V. Mejorate pronto!

miércoles, septiembre 13, 2006

Date vuelta llorando

Las minit somos todas un poco mariconas. Lágrima fácil, y nos encanta. Poneme un capítulo de La Familia Ingalls y después te cuento. Aunque detesto a los Ingalls, igual me quiebran. A las chicas, medio que cualquier cosa nos quiebra, ¿no? Mucha proyecciónch. Recuerdo ahora una vez. Estaba en Descalabrini –la vieja casa de TT– con su antiguo marido, mirando capítulos de una de las últimas temporadas de Friends. TT cocinaba arroz con brócoli y nosotros nos matábamos con la seguidilla de chapters. Primero se me cayó una lagrimita tímida. De soslayo el Vaga la miró resbalar. Comprendo que fue raro porque se suponía que era un segmento gracioso. Pero justo por eso me conmovió: por la complicidad de los personajes, porque se quieren tanto, por su felicidad de vida cotidiana. Entonces ya no pude contenerme ni lo intenté y de un momento a otro comencé a llorar descontroladamente. El Vaga se asustó. Me preguntó si me pasaba algo, si estaba bien. Yo seguí con lo mío hasta que apagamos la tele. No tenía sentido interrumpir la sesión catártica para explicarle. Además, él vivía con una chica, y con una que vaya si llora, tenía que saber. Y si no comprendía, bueno… Imposible reponer los mil presupuestos de la psicología femenina en el transcurso de una tanda publicitaria; imposible lograr lo que TT no había conseguido durante diez años de convivio. Depués me dijo que algo andaba mal, que nadie puede llorar de esa manera sólo por una serie cómica, que eso es claramente síntoma de otra cosa. En fin. Cenamos los tres y me fui taaaaan relajada. Como al salir de una sesión de masajes. Iba en el taxi pensando: “tengo que hacer esto más seguido”.

Con los chicos tenemos una frase que resume unas cuantas sensaciones referentes a esas circunstancias en las que uno se retira derrotado. No hablo de furia sino de la tristeza húmeda con la que terminan algunos días sombríos. “A dormir llorando”. Congestión y almohada mojada. De a poco vas entrando a otra dimensión. El ritmo de los pensamientos cambia, quizás hasta consigas aceptar lo que te pasa. A veces la vida es terrible pero me dejo llevar por la cadencia lenta de las lágrimas que se hacen cada vez más esporádicas. Con ellas va llegando el sueño y voy entrando en su lógica. Finalmente, el sueño me salva.

El plan que quería repetir no era ese, por supuesto, si no el de la descarga violenta. Alquilar E.T. y llorar las tres horas seguidas sin parar. Llorar hasta llegar al otro lado del llanto.

jueves, agosto 31, 2006

¿Vamos?

Quisiera ir con Ariel S., y con Lau salas, y con Mariano, pero él va a estar con TT, que hace de hada de Avalon en otro evento, y Jean Paul está en clase, bu. Que también venga Mariana, mi cuñadita, si no trabaja a esa hora. Oculto tampoco debería faltar. ¿Quién más se prende?

martes, agosto 08, 2006

Retroceder nunca; imponerse, jamás

De adolescente me rateaba con mis compañeros para ir a los videos. Cuando se me terminaba la plata podía pasar unas cuantas horas mirando en silencio como jugaban los demás. Mi favorito fue siempre el Tetris. Tuve otros vicios como el Arkanoid o el Sokobane e incluso el Buscaminas, pero mi verdadera perdición fue siempre el Tetris. Soy de esas que no pueden controlarse y tienen que cortar por lo sano y desinstalar el juego de la PC. Descubrir que mi celular tenía Tetris y darme cuenta de que estaba en problemas fueron la misma cosa.

Cuando recién empiezo aún estoy a tiempo de interrumpir la compulsión pero si estoy en un momento vertiginoso, preguntale. No tengo forma de dedicarme a nada más mientras exista la posibilidad de seguir jugando. Puedo pasarme en el colectivo, dejar que me roben, llegar tarde al trabajo.

Siempre pensé algunas estupideces al respecto. Por ejemplo, que el Tetris es inmanencia pura. No hay un más allá de las piezas que van cayendo. Luego de una pantalla hay otra, y después otra, y después otra ad infinitud. Lo único que cambia es el nivel de complejidad; lo único que pasa es que cuando superes este obstáculo va a aparecer otro. Y yo siempre quiero, necesito, saber cuál es. El argumento es simple: el juego dura de acuerdo a la destreza del jugador; aunque, por más ágil y veloz que seas, nunca vas a acceder a nada diferente. Se puede perder siempre y en cualquier momento, pero nunca se gana.

Ayer Motorota cambió la imagen que yo tenía del mundo. Según estos señores, novecientosnoventaynueve roñosos puntos te hacen merecedor de la palabra “GANÓ”.

jueves, agosto 03, 2006

Escribir es

tener siempre más de un texto pendiente...




(fuck!)

Las peras del olmo y los peros del alma

Me encantaría que los ciclos de mi vida fueran como capítulos largos con unidad temática bien definida. Pero pasan siempre demasiadas cosas, demasiado enmarañadas las unas con las otras, como para poder separarlas del resto y darles título.

Una vez, durante el 2002, se me rompió la compu. Llamé a Castillo desesperada porque no tenía backups de ningún archivo. "Estoy a punto de perder el 70 % de mi vida" –pensé. Mientras Gaby tecleaba, copiaba y reinstalaba, yo me ensañaba con una pared. Casi llorando la pelaba ferozmente con un cuchillo y rezaba de a ratos. Los registros fueron salvados gracias a las manos mágicas de GC, pero fui destruyendo el cuartito azul paulatinamente, hasta que fue preciso sacar todo lo que había en él. La primera vez que Juampi vino a casa ya estaba inhabilitado.

Un día, después de una pelea, Rodrigo me juró que valoraba mis esfuerzos. Prometió ser él también más compañero conmigo y ayudarme en la empresa colosal que representaba para mí the blue room, el lugar de la casa en el que solía pasar la mayor parte de mi tiempo. Me emocionó ese reconocimiento repentino, esa buena voluntad que tantos empujones da en momentos de crisis. Y por esa excepción confirmé mi amor, compartida devoción por las causas perdidas. Obviamente, para cuando llegó la hora del trabajo R se había olvidado por completo de la promesa, a tal punto, que se enojó cuando se la recordé, creyendo que le mentía. “Era previsible –pensé. –No se le pueden pedir peras al olmo” ...aunque sería maravilloso que fuera posible esperarlas del peral.

Enfrenté el infierno de la rasqueteada durante uno de los tantos períodos de separación. Escribía frases de Wilde sobre el reboque descascarado e invitaba a los demás a que hicieran lo mismo. Puse “una marioneta fue melancolía” y Jose anotó el horario de Almorzando con crayón naranja. Saqué todos los muebles, los libros -que me parecieron infinitos- mudé la pc a la pieza, desacomodé totalmente el equilibrio de mi precario ecosistema, y después me di por vencida.

Nos reconciliamos y nos fuimos de vacaciones al Sur. Esas vacaciones –no recuerdo ningunas peores– nos convencieron de que la distancia era lo mejor que podía pasarnos. Viéndome paralizada y triste, mi mamá me ofreció contratar a un albañil para que se encargara de lo básico. Entonces llevé a mi habitación más cosas (las del living que corrían riesgo de arruinarse con el polvo, como el equipo de música y la tele) y me pasé los dos meses siguientes encerrada con Juan Ignacio. Él estudiaba acostado en la cama y yo, a su lado, redactaba delirios sobre Dorian Gray.

Los dos aprobamos y el albañil terminó cerecita y revoque. Se suponía que del resto me encargaba yo. Pero como soy tan utilísima, antes de pintar desarmé las bibliotecas y el escritorio para acondicionarlos. Redoblaba la apuesta y cada vez me hundía más en el nopodermiento. La sola idea de lo que faltaba para terminar me extenuaba, y cuanto más imposible me parecía enfrentarla, más complicaciones y requisitos le adicionaba. Y ahí nomás te sacaba también los marcos de las ventanas para lookearlos con una técnica de mil pasos que por una décima de segundo se me revelaba insuperable.

Todavía estaría dando vueltas entre mis pátinas y pinceles si Juampi no hubiera acotado la tarea. Sin su ayuda no habría sido capaz de pasar de pantalla. Recuerdo como si fuera hoy su cara de esto no puede seguir así ni un día más. Su primera decisión fue tan sencilla y tan básica como efectiva: el equipo regresó a su lugar habitual, y con la música invadiendo la casa, fue fácil ir recuperando el impulso de estar mejor. Gracias JP, el cierre de ese capítulo te lo debo por completo a vos.

Creeme

En algún momento me voy a sentar a tratar de decir lo que realmente quería decir

domingo, julio 30, 2006

In this world… (What it feels like for a girl)

Viernes. Último día del inventario. Por supuesto, con festejo: chocotorta, the cure, baile, fuegos artificiales, todo. Y después pizzería. Igual, no nos engañemos: estoy triste. Me ataca la angustia y me desasociego. Alguna gente, cuando se pone nerviosa fuma. Yo juego al tetris. Pero claro, como no es una forma de evadirse socialmente aceptada, Luciano se queja por mi falta de respeto. Para defenderme aprieto donde sé que le duele (dios mío, con lo que detesto que los demás hagan eso!). –Hablás desde el conservadurismo. ¿Quién sos? ¿Papá que no me deja ver la tele mientras cenamos porque hay que conversar en familia? ¡Qué dictatorial! –Me hago la progre, la cool– ¡Por favor, que cada uno haga lo que se de le dé la gana!!!

La cosa es que aunque me rebele y me ensemille, sigo siguiendo con ellos. La extiendo y la extiendo. Por quedarme loreando con Juan y con Laurita llego tarde al gimnasio y mi humor decae aún más. Durante la clase de Step no consigo sacarme de la cabeza los comentarios de Laurita. Qué inteligente es. Tan chiquita y en ciertos aspectos tan madura. Bailo desganadamente hasta que empieza a sonar Madonna, que me reanima un poco de inmediato. Subiendo y bajando me acuerdo de un post de &% sobre el gimnasio. La verdad es que me gusta como escribe &%. Me da bronca porque la detesto, ¡ay, cómo la detesto!, pero igual me gusta. Estoy radicalmente en contra de la mayor parte de las cosas que piensa. Sus elecciones me parecen un loco y ella una agrandada, una snob de las letras, una canchera mal. Pero tiene mi edad, y escribe bien, y además es linda, y algunas cosas de su blog me sacan de quicio pero en otras bien que me regodeo. Y es de letras y posteó algo sobre el gimnasio. El tema es que hace muchísimo tiempo estuve muy celosa de ella. Tenía equis arreglo comercial con mi primer marido y yo descubrí que a él le gustaba. La verdad es que realmente no podía decir nada porque la relación ya promediaba las diez de última y yo no estaba libre de pecado. A mi primer marido no se la hice nada fácil en ningún sentido, pero de todos modos lo quería mucho y por momentos me convencía de que seguía enamorada. Y además el orgullo, la autoestima. (Nunca se sabe qué es primero: si el hecho bochornoso de que los maridos miren a la que a una le parece la más patética, o si a una le parece patética por resentimiento anticipado, intuyendo que su propio marido la mira.)

La cuestión es que yo leo el blog de %& bastante seguido. Muchas veces me pregunté si a pesar de todo no podría ser su amiga. Porque de algún modo, y aunque me reviente confesarlo, me siento vinculada a su sensibilidad y a su forma de ejercer el cuerpo y el discurso. Al margen de lo que pudiera querer ella, (porque el caso real no importa), yo, ¿podría?. Lo que me interesa pensar es si resulta posible hacerse amigo de los enemigos. No digo impostar algo sino sentirlo de verdad: sentir cierta afinidad con alguien con quien se está radicalmente en desacuerdo, y compartir cosas con esa persona; enriquecerse con esa experiencia y desarrollar cierto afecto genuino hacia ella. Últimamente siento que en realidad uno no tiene la más mínima idea de por qué se conecta con la gente. Es fácil creer que es por esto o por aquello, fundamentar los lazos racionalmente, pero después esos motivos se desvanecen en el aire y la cercanía no. Quizás todo sea mucho más piel que lo que habitualmente estamos acostumbrados a aceptar. En última instancia, somos animales.

Me pregunto qué pensará Laurita al respecto y si %& le caería bien. Confío en su instinto. En cuanto al mío, tengo un criterio para desambiguar indecidibles: jamás confío en chicas que no tienen amigas mujeres ni en aquellas a las que no les gusta Madonna.