lunes, septiembre 25, 2006
La virtud que hace regalos
martes, septiembre 19, 2006
Consideraciones acerca de lo trágico
Ariel interpreta mi post sobre el llanto como una propuesta. “Tal vez haga un intento –me dice-, y me dedique a ver el costado trágico de todo y me redima por todos estos años de sequía”.
Ese es mi discurso combate-maricones (¡salud, Juan Quintero!). Los maricones son los que no pueden dejar de comprometerse con los vasos medio vacíos, los que se aferran al sufrimiento, indiferentes a la belleza que también existe y nos rodea. Sin embargo, a pesar de esta diatriba antiderrotismo, sé que algunas veces lo trágico te asalta de pronto. Te agarra distraído, vulnerable, y te toma. Cuantas veces una noticia inesperada y triste o el espectáculo de la realidad más cruda te saca por completo de quicio. Lo trágico te ubica en otra parte, desde donde la perspectiva es muy distinta, y comenzás a ver dolor por todos lados. Como si te dieran la punta de un ovillo del que te resultara imposible no tirar, desenvolviendo de a poco todas las miserias de la vida en tu cabeza. Las verdaderas miserias, no las miserias medio pelo, como las mías, que son las de los cobardes. Subís al subte y te concentrás, una a una, en las caras de la gente sentada enfrente: él sufre, ella no es feliz, él no soporta su vida, ella sufre, ella está alienda, ella odeada, él sufre.
Probablemente esta visión trágica no sea más que el efecto de un tropiezo de la propia sensiblidad, que pega como la merca o el alcohol (quizás por eso los merqueros se ponen solemnes y los borrachos quiebran). Por lo general creo, quiero suponer, que se pueden hacer muchas cosas. Cosas lindas, cosas que generen felicidad, géiseres de energía blanca. Pero en ciertos casos, antes de arremangarme necesito putear, y un rato largo de llanto.
jueves, septiembre 14, 2006
Master
Cobrar poco pero trabajar con amigos, sigue siendo negocio.
Ratearte con el jefe un día de sol, no tiene precio.
*Que conste en actas que estábamos varados sin nada que hacer. Te quiero, V. Mejorate pronto!
miércoles, septiembre 13, 2006
Date vuelta llorando
Las minit somos todas un poco mariconas. Lágrima fácil, y nos encanta. Poneme un capítulo de
El plan que quería repetir no era ese, por supuesto, si no el de la descarga violenta. Alquilar E.T. y llorar las tres horas seguidas sin parar. Llorar hasta llegar al otro lado del llanto.