Si pudiera escribir como si fuera otra, una que no mencione nunca el nombre verdadero de los demás. Hay que ver si me sale construirme sin estar todo el tiempo remitiendo a los otros; hay que ver si consigo sentirme bien así. Quizás me resulta imprescindible referirme a él, a ella; decir a como dé lugar mi ésta, tu aquel.
Pasé todo el domingo viendo películas de las que hacen llorar y después una sobredosis de La República Perdida. Y el lunes, para rematarla, todos los documentales de Malvinas que encontré. Increíblemente, lo que necesitaba, ni más ni menos, era una buena cachetada de la real realidad.