domingo, febrero 26, 2006

Freaks de Letras


El que quiera conocer en persona a varios de los personajes de este Blog, que venga, pase y vea

Miércoles 15 de Marzo a las 19 hrs. Presentación de Modos de lo extraño (Mónica B. Cragnolini, comp., Buenos Aires, Santiago Arcos, 2005) en el Auditorio Jorge Luis Borges de la Biblioteca Nacional (Agüero 2502)

Modos de lo extraño es el resultado de una investigación colectiva. Los trece artículos reunidos en este volumen intentan indagar la "actualidad" de la filosofía nietzscheana en los debates contemporáneos sobre la alteridad y los modos alternativos de pensar la subjetividad. En diálogo con Deleuze, Heidegger, Merleau-Ponty, Cacciari, Agamben, Derrida y Toni Negri, los autores se proponen seguir las huellas del pensamiento posnitzscheano en torno a los conceptos de hospitalidad, comunidad y alteridad. En la presentación hablarán, además de Mónica B. Cragnolini, compiladora del volumen, Adrián Cangi y Alejandro Kaufmann.

domingo, febrero 19, 2006

Super Odeada

Puedo contar con los dedos de una mano las visitas que le hice al gimnasio durante estos últimos dos meses. Entre las vacaciones y el problemita del pie, un desastre. Voy, se me vuelve a hinchar el tobillo y de nuevo me lo prohíben. La última vez que fui me quise matar en cuanto llegué: volví a perder los guantes. Mis relucientes nike dry fit femeninos fáciles de poner super grip que te permiten levantar la olímpica bien cargada como si fuera un lápiz. Casi me pongo a llorar. Es que yo soy como los superhéroes: no esperen nada de mí si no me pongo el traje.

Tesoros personales

Mi abuela junta monedas y me las da. Sabe que son un bien preciado para mí porque además del colectivo, las necesito para el locker y la máquina de café del trabajo. Le encanta esperarme con un puñado y no duda en robárselas a mi papá o a mi mamá si ve sus billeteras cerca. Lo que no le gusta es dármelas en la mano. Me las entrega en un sobre o en una bolsita. Esa es otra de sus actividades principales: recolectar packagings que se presten para ese fin. Hace un tiempo, estábamos almorzando y me las dio adentro de una bolsita de protectores diarios cerrada con un alfiler de gancho. ¿A los 87 todavía usa carefree? Pienso que mi abuela ya no tiene registro de la realidad y me pongo un poco triste. Se las muestro a E, moviendo la bolsita para que suenen. Las mira y me pregunta: ¿monedas íntimas?.

Dedíqueselo

Otra vez sopa: uno proyecta, to-do-list en mano, y la realidad impone sus propias ideas. Por el momento no vas a escribir todo eso que habías pensado. Las hipótesis geniales y los razonamientos lúcidos quedarán para más adelante, porque ahora en lugar de escribir te vas a separar (de nuevo, por vez número mil, o por primera vez después de un millón de años), te vas a enfermar, a quedarte sin casa o embarazada.

La llamé y le dije sin eufemismos que todos sus colaboradores están hechos mierda: al margen de la Pipi que a punto de parir desfallece, devastada por el calor, Mariano –eterno marinero mareado por amor- no puede más que ocuparse del tratamiento de su mamá; Tetis está encarando su recientísima soltería y yo, como vaca sin cencerro de médico en médico. Sobrevivir y recuperarnos. Hasta nuevo aviso esos son los planes.

Más allá de las sorpresas, hay cosas que no cambian. Cuando verdaderamente la necesitamos ella está. Incluso desde su escorpianismo nos escucha y nos comprende. Incluso cuando piensa que estamos perdidos de la mente a niveles inconmensurables. Nos aconseja y nos alienta sin darse por vencida. ¿Qué vos querés escribir sobre los animales MD sobre maquillajes? Adelante, adelante. Ya les compré los CDs vígenes y también las cajitas de colores que me pidieron para guardarlos.

Vive retándome por todo lo que aún no hice, por mi falta de operatividad y mi obstinada insistencia en las peores elecciones. Hasta que escucha que soy yo la que se queja, frustrada, y entonces pone en movimiento la maquinaria inversa: todo lo terrible queda convertido en una nimiedad que no me atrevo a encarar por cobardía. Ni mi situación es patética ni nadie duda de que voy a lograrlo. Otra vez adelante, adelante; así es la vida. Y queremos la vida tanto tanto.

El año pasado, para variar estaba deprimida para mi natalicio. Llegan las fiestas y lo único que quiero es ponerme la remera de soy un fracaso y cantar im a looser baby and why don’t you kill me. Pero el año pasado fue todavía peor; no es fácil encarar los 30 con garbo. Hablamos un par de veces sobre eso. Organizó una cena íntima para levantarme el ánimo y me regaló un pishama rosa chicle que dice im smart, lovely, beautiful, intelligent etc, etc. Quien lo diría, ella con todo su rigor monocromático, comprándome puteríos de Barby para festejar los 30.

Es verdad que somos ineficientes y diletantes, pero también es cierto que le pertenecemos. Y ella lo sabe.

Lo que no sabe es que tengo este blog; si se entera de que pegué su foto me mata

jueves, febrero 09, 2006

Tapado

Un día, llego a la Biblio y había amenaza de bomba. Como no nos dejaban irnos (supuestamente: después de que la policía revise y compruebe que no hay nada, ea!, a trabajar) nos quedamos conversando en la plaza. Yo había llegado carburando mal. Me tiré al sol con el discman a escuchar NIN y me quedé dormida. Puedo quedarme dormida gritando "Piggy" o "Closer" aunque me parten la cabeza. Soñé precisamente con las cosas que me obsesionaban, de las que no era capaz de apartarme. Me desperté al rato sobresaltada. Estaba muerta de calor, transpirada, el sol me encandilaba y no veía nada. Hice lo que muchas veces hago inconscientemente: me sacudí la cabeza con las manos como quien espanta pájaros de mal agüero (los malos pensamientos). No lo controlo: como el chico de About a boy, que sin darse cuenta se pone a cantar y de pronto todos se están riendo de él. Eso nos pasa a las semillas. Algunas se exorcizan cantando, otras nos sacamos de encima las ideas como si fueran cuervos; preguntale. La cuestión es que me incorporé de golpe, ahuyenté a la bandada deplorable, y medio que grité no aguanto más, basta. E. B. había llegado durante mi siesta. Hola, Evelyn, te presento a Horacio González. Evelyn acaba de bla bla bla, bla bla bla. Yo, speechless, totalmente desubicada. Linda manera de que te conozca González.

Recuerdo que le dije a Luciano: el pibe del depósito es muy raro pero también muy interesante. Siempre me calló bien porque hablaba con L.P. y con Sol de la maratón Nike. Cada vez que conversaban yo ponía un vaso (en el segundo subsuelo todo el mundo habla al natu y abundan los vasos). De sus comentarios y de los carteles de la calle (estoy corriendo porque) salió un texto que se llamó “Nike corre, Lola corre”, que después nunca llegué a postear. Además, mencionó un par de veces a gente conocida de Adrogué (una de las palabras claves que me devuelven cual magdalena a mi pasado). Con Luciano queríamos hacernos amigos pero no sabíamos cómo. Esas pretensiones nacen condenadas al fracaso. Qué ingenuos, no teníamos la más pálida idea de esto:
La obra teatral Agüero y Austria, tapa y contratapa de Esteban Bitesnik (Jefe del Depósito de Libros de la Biblioteca) contó con la excelencia de la dirección de Cristina Banegas y el elenco encabezado por Héctor Malamud y Carlos Durañona, además de los jóvenes Agustín Labiaguerre y Adrián Díaz. La historia, un diálogo entre trabajadores bibliotecarios de distintas generaciones, pudo ser apreciada todos los días, en horarios sucesivos, y calculamos un total de 3.500 espectadores.

Ni tampoco de que era parte del staff de Revolver. Yo leía esa revista hace años. Todavía conservo un par. Busco una y ahí están sus notas. Ahora voy a leerlas. Qué agradables son a veces las sorpresas, qué agradables...

Animal de costumbres

Ayer quería postear algo así como larrreputamadrequelorrremilparióa-todoeluniverso. Me vieron, para variar, unos cuántos médicos durante el día. Cada cual aventura su hipótesis pero ninguno está seguro. Probemos con tal cosa, probemos con tal otra. Ensayo y error. Ensayo y error. Hasta ahora, el resultado fue siempre error. Análisis de sangre, ecografías de tobillo, nada. El fucking pie no responde. Qué hijo de puta, se hincha como le da la gana. Y cómo pica. La fantasía de la cierrita me da vueltas en la cabeza. Bien afilada. Una cierrita de dientes tiburónicos con la que trabajarme la carne. Mmmmm (me muerdo la boca de deseo atroz). La idea ya se popularizó. A TT se le ocurren muchas cosas con las que quisiera darle a la cierrita divina: al carácter del equis o su propio e incurable temperamento romántico.

Hace un tiempo, charlaba en el gimnasio con una de esas chicas mayores que están superentrenadas -esas clásicas minas de cuarenta que matan de envidia a las de veinte-. Levantaba el triple de su cuerpo con cada glúteo. Esto me hace recordar dos cosas: uno de los últimos pornosonetos del talentoso Paz y un capítulo de Ren & Stimpy en el que ellos peleaban con unos luchadores profesionales de fuerza tan descomunal, que los noqueaban dándoles aplausos de culo. Dioses, qué culo poderoso. Yo también quiero sacar de competencia a alguien con el culo…
En fin, no sé ni cómo se llama esta equis pero igual podría decirse que la conozco bastante. Desapareció del club durante muchos meses. Al volver me contó que estuvo lesionada y que le prohibieron hacer actividad física por un larguísimo semestre. Pensé que le pasaba por zarpada: el cuerpo siempre te da señales, te enciende el cartel de alarma cuando te estás pasando de la raya. Pero ese tipo de lesiones son muy comunes en el gimnasio. No dejás nunca de compartir los aparatos con gente que hace una rutina light porque se está rehabilitando. También pensé que a mí me daba un a77aque si me dejaban sin mover el equis durante más de dos semanas. El deporte y sus sucedáneos son antidepresivos y ansiolíticos para mi neurosis cotidiana. Para pelearla con ganas necesito mi cuota endorfinas!

Ahora, acá, en cama –santas computadoras portátiles–, entiendo que a todo se acostumbra uno. Yo es otro si vive en otro lado. De última: ¿por qué no iba a adaptarme a estar aplastada, si es lo que hice durante veintisiete años? Mi cama siempre fue como la democracia: acá se come, se coje, se estudia, se trabaja y se educa. No hay nada que no pueda hacerse entre almohadas.

lunes, febrero 06, 2006

País de Nieve

Ayer hizo un año que estoy con E. El día fue melancólico y bastante raro. Lo empezamos a las doce brindando en copas de champagne que amorosamente me trajo de regalo, junto a un ramo de rosas y un collarcito para armar galaxias. Después fuimos a la fiesta de Abe –un escándalo en múltiples sentidos– y la pasamos muy bien: seguimos brindando con amigos y ya de madrugada nos dormimos abrazados. Al despertar mi pie estaba peor. Además, los antibióticos hicieron otros desastres en mi cuerpo. Así que fue un día de guardias y médicos y más remedios. Lo pasamos en salas de espera y en bares, leyendo un librito de Kawabata que nos iba poniendo cada vez más tristes. Los domingos siempre son terribles y la historia de Shimamura y Komako daba por completo en nuestro blanco. Dios mío qué calor, y yo vestida de novia con un solero cándido. Terminamos tomando frapuchino en un patio, leyendo en voz alta hasta que se fue casi toda la luz y entonces regresamos. En el auto nos mirábamos de reojo en silencio. Le dije que era extraño; que no me parecía que ya hubiera pasado un año. Pero quizás eso sea porque desde la primera vez que lo vi, tuve la sensación de haberlo conocido hacía muchísmo tiempo.

jueves, febrero 02, 2006

Oficina de Reclamos

Ningún artículo se escribe solo.

No anda la luz del cuartito azul. Saqué la dicroica, la reemplacé, y vi como también se quemaba la nueva. El electricista marilyn dice que no tiene tiempo, que lo llame la semana que viene para ver cuándo podría venir.

Mi pie-tobillo está cada vez peor. Ahora no puedo girar la articulación. Hoy, de la Biblio me mandaron al Hospital Rivadavia, donde vi personajes bastante aterradores. La infectóloga dijo que tengo algún parásito, que el alien crece inside of me. Me recetó una pastillita y a casa, a levantar la pata. Preguntale a Sigourney Weaver.

Encuentros cercanos del tercer tipo, el lunes me crucé por la calle con mi ex. Hablamos cinco minutos nerviosos. La última vez que nos vimos, no quieran saber... Fue hace más de una año, bastante más. Decimos: regresión.

Y pasan los días y yo sin entrenar...

Murió un pececillo.

La persiana del cuarto se pasó de vueltas y ahora no baja. Por la mañana el sol me encandila mal. La luz, diría alejandra, se abrió como una herida. Me taladra la vista.

Perdí un juego de llaves. Por suerte el portero tenía las que dejaron F y P.

Hace un par de horas llamó Dany desde París. Hablamos un rato largo. Le pregunto por la reseña y por los costicismos. Dice equis, un loco, fantasía. Se resistió durante un tiempo pero ahora está a pleno con la terminología. Cuando nos conocimos, nos separaba una glacial distancia que fue cediendo lentamente. Dany y yo tenemos algo en común. Todavía no sabemos bien qué, pero intuimos que es grande. Quiero decir visceral, si se me permite la grasada. No es la palabra pero tampoco se me ocurre otra y estoy harta de perseguir denominaciones. ¿Por qué este afán de ser precisa, después de todo? Para qué. Dany, Dany, Dany... fue hermoso que llamaras desde tu parís y me dijeras cuántas horas conversaríamos apaciblemente si estuvieras aquí...

Ataque con la gente que se va. Decimos: desapego.

Me aterra la idea de tener bicho do pé. Dany tuvo hace tres años y me contó cosas espeluznantes. No te lo saca ni una junta médica ni secesiones de electroshock. Te lo saca un pedazo de panceta y una venda; una noche con el pie hecho un embutido, y por la mañana, un parto atroz. Juro que todo esto lo soñé.

Se supone que no me puedo quejar porque se trata del animal que también soy, del animal en mí. Lo más cercano y familiar vuelto lo más extraño. Equis.

Me pregunto por qué les pagamos subsidios a los fucking científicos si aún no pueden dominar a los bichos do pé.

Perfecto, perfecto –me dice la empleada detrás del mostrador. –Llene el formulario Nº 5 y deposítelo sobre la pila. ¿El siguiente?

Next saturday


Esto nos espera...

miércoles, febrero 01, 2006

Vida acuática


Flavia ya conoce más cosas interesantes de Buenos Aires que yo, y eso no sólo se debe a mi desidia sino también, y principalmente, a su culo y a su espíritu inquietos. Tiene una guía que exprime con bastante pericia turística. El jueves se le antojaron las delicias vietnamitas de Green Bamboo y el viernes quiso cenar en Bar 6.

Pedro había estado reclamando a TT, su fiel compañera de copas. Le dije que era una figurita difícil, pero el viernes accedió. Cuando se terminaron la primera cerveza no aguanté más y le pregunté a P. por el tema: la p de p. Declaró no saber nada al respecto, pero la cuestión despertó su curiosidad así que terminamos todos como hace poco más de un año: barajando hipótesis para compatibilizar el zapato vacío cuya punta se curva hacia arriba cual los de los duendes, con la destreza para sambar como dios manda. El enigma continúa abierto.

A medida que pasaba la noche el tobillo se me iba hinchando cada vez más hasta adquirir proporciones elefantiásicas. Lo peor es que pica como la gran equis. Algo realmente insoportable. Me dan ganas de tener un cepillo de alambre para rascarme sin parar hasta que quede el hueso al natu. O de ser perro y rascarme con los dientes o de tener una sierrita afilada como la lengua de chechus. Siempre me gustó mutilarme…

Después de la cena fuimos a saludar a Abe, que nos está cumpliendo los 30. Lo va a festejar en un lugar ultrafantasy: un telo. Su papá tiene una empresa constructora que compra terrenos para levantar edificios modernos, previa demolición de lo que haya en el predio si es que hay algo. En este caso hay un hotel alojamiento armadito como si se estuviera usando: tres pisos de habitaciones con distintos puteríos (dios mío, es la primera vez que el término adquiere semejante literalidad!!) como silloncitos para tener el costicismo, duchas escocesas, películas porno, espejos en el techo y etcéteras. A. pidió permiso para hacer ahí la fiesta, ¿y quién puede decirle que no a alguien que está cumpliendo los 30?. La idea es una megaparty con grupetes de diferentes procedencias ocupando los cuartos, consumiendo distintas cosas, divirtiéndose de maneras disímiles. Me fascina la idea de poder ir de un lado al otro y cambiar de secuencia con sólo cruzar un pasillo.

El cumpleañero comenzó su natalicio ahí mismo, ya que llevó a sus íntimos (básicamente los demás Horreos) a conocer las instalaciones. Y yo terminé como se debe: en un jacuzy. No hay caso, mi destino es el agua.

La fotich es de su cumple pasado. La posteo porque estoy con su esposa, que en este blog ya tiene unos cuantos fans. Así se le ponen los ojos cuando se emborracha.

Visitas internacionales. F y P

Flavia y Pedro están en Argentina desde el lunes de la semana pasada. Se están quedando en casa. Yo vine a parar a lo de E, que no me cuesta demasiado. Me trajeron de regalo tres pares de Melissas (sí, TREEEESSSS!!!) y un libro soñado de Clarice Lispector. Salgo con ellos todo lo que puedo y la paso muy pero muy bien.

Conocimos a Pedro en las Jornadas del 2004 (sí, del). Vino de Río con el ya citado Charles-rompe-corazones y M.A.B. Dado que yo me encargaba de la casilla de las JorNiet habíamos cruzado un par de palabras por ese medio, situación que obviamente aproveché para dar una imagen bastante triste de mí misma, contestando a sus preguntas con mi famoso tonito de chica superocupada que no tiene tiempo para diplomacias. Sin embargo, Pedro se mostró de lo más simpático meses más tarde cuando nos vimos las caras. Es rubio, acuariano y se doctoró hace muy poco con un trabajo sobre Ortega y Gasett (a quien llama simplemente ortega). Tiene la sonrisa rápida. A Pedro le gusta el helado de dulce de leche, leer a Heidegger, tomar cerveza, y demorarse en las librerías de Corrientes. Está con Flavia hace como siete años.

Flavia es un fuego. Morochaza verborrágica y carioca por elección. Tauro con ascendente en capri, chica de los mil top strapples, a los que en Brasil se les dice tomará que caiga. Es arquitecta. Se doctoró escribiendo un trabajo sobre x barrio de Río (imposible recordar cuál era) que deconstruyó de la mano de Pierre Bourdie. Para escribirlo se compró –aunque no fumaba– un cartón de 20 atados de 20 cigarrillos cada uno. Escribió todo lo que tenía en mente fumándose hasta el último cigarillo, se doctoró, y no volvió a comprar un paquete nunca más. Ahora trabaja en urbanismo. Nosotros la conocimos allá, en Guanabara, bailando samba y tomando una caipirinha detrás de otra. A Flavia le gustan las plataformas, la comida exótica, los Blogs y sus comentarios y sus comentaristas, y los restaurantes con paredes rojas.

Mañana se van a Córdoba, y luego a Mendoza. Cómo vamos a extrañarlos…