miércoles, octubre 05, 2005

Rara de alimentación

Leí en México me mata que J.B. tenía que cocinar dos pollos para Rosh Hashaná o como sea que se diga. Pobre, pensé. Si yo tengo que ponerle la mano encima a un cadáver de pollo me muero. Prefiero saltar zapallitos eternamente a tener que sacarle las vísceras a un bicho. Una vez en un lugar de la costa pedí pescado y me lo trajeron con cabeza y todo. Y me miraba. Obviamente me fui sin probar bocado.

Si sigo acumulando fobias voy a terminar viviendo a cereales. Y no da. Envidio un poco a los que pueden hincarle el diente a cualquier cosa. Por ejemplo, el plato favorito de Guille es el cordero. Carne salvaje, me dice relamiéndose. La verdad es que da gusto verlo (a Gui). Pero si pienso en el pobre corderito, no puedo. Tendría que dejar de pensar porque la lista de cosas que no como fue incrementándose con los años. Ahora me inquieta lo siguiente: el huevo ¿será la menstruación de la gallina?

3 comentarios:

JB dijo...

hola ev,

yo casi no como nada, la verdad. de hecho al pollo con mucho valor le saqué casi toda la piel (el tema menudos se lo dejé a betty) y debo confesar que ni lo probé. básicamente ahora como carne de vaca y pescado. pollo si es en milanesa y muy necesario.

no sé si te tranquiliza.
besi

Mariano Dorr dijo...

Hay gente que tiene el costicismo con el pollo. Al natu. Lo sacan de la heladera y tienen el costi costi. Qué fuerte, ¿no?

Anónimo dijo...

Que quieren que les diga chicos?, a mi me hace mucha fantasía la carne exótica y no por que el cordero sea exótico, sino porque es diferente y rico como las perdices, el ciervo o la liebre. Puterío animal... y mi mamá siempre me dijo que..uno es lo que come.